"Entra, desconocido, pero ten cuidado con lo que le espera al pecado de la codicia, porque aquellos que toman, pero no se lo han ganado, deberán pagar en cambio mucho más, así que si buscas por debajo de nuestro suelo un tesoro que nunca fue tuyo, ladrón, te lo hemos advertido, ten cuidado de encontrar aquí algo más que un tesoro..."

miércoles, 23 de septiembre de 2009

FANTASÍA O REALIDAD


Hay veces que desconocer lo que está afuera nos impide abrir los ojos, indecisos y temerosos de lo que podríamos encontrar.

De vez en cuando, también, nos quejamos de que la realidad nos escapa.

Sin embargo, no hay nada más cierto que afirmar que la mayoría de las veces somos nosotros los que le escapamos a la realidad, por no abrir los ojos, por no querer ver más allá, por buscar soluciones fáciles a problemas que razonablemente no las tienen.

Preferimos vivir en un mundo de fantasía personal, encerrados en una burbuja que nosotros mismos creamos, porque ahí dentro nos sentimos más seguros, confortados, más enteros. No aceptamos lo que vemos porque no nos gusta lo que vemos, esta ceguera que nos tiene atrapados la creamos nosotros mismos, es una cortina que intenta esconder detrás todo aquello que no soportamos, que no asimilamos, o que no queremos asimilar, es una puerta entornada que separa un mundo de errores y desencantos de aquel universo de ensueño y paz que se encuentra dentro de nosotros mismos.

Le tememos a la realidad, la realidad a veces suele ser demasiado dura para nuestros débiles ojos, y suele percibirse demasiado complicada para nuestros atrofiados oídos, esquivarla, camuflarla, se ve como la opción más atractiva, de momento, para no sufrir con todo aquello que nos rodea.

Y sin embargo, son aquellos que deciden aceptar la realidad, abrir los ojos y transitar por el mundo que se nos ofrece, los que tienen más posibilidades de salir adelante, porque ven las cosas de manera distinta a quienes se negaron a aceptar, ven las cosas desde una perspectiva especial, ven las cosas como son…

Y aquellos que son realistas son los que pueden vivir realmente la vida, aquellos que lograron aceptar, porque no hay nada peor que negar lo innegable, que soslayar lo insoslayable, que defender lo indefendible.

Allí está él, el soñador, quien se dejó encerrar por su mente y sus fantasías, aquel que niega la realidad.

Y allá está él, el que abrió los ojos a tiempo y pelea el día a día, pelea la realidad.

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