Cuando el alma y el corazón no se
encuentran, pero se buscan, el silencio y el vacío se funden en uno, un nudo
aprieta la garganta muy fuerte, como no queriendo dejarla ir. Los ojos,
perdidos en la nada, observan desfilar eventos pasados, momentos, lugares,
personas, recuerdos de lo que tal vez alguna vez fue.
Buscando un sentido a la
nostalgia, descubriendo matices en la oscuridad de la mente, sembrando dudas en
el jardín de la esperanza, todos los caminos parecen converger en la misma
nada, sumergiéndose en las profundidades del abismo.
¿Dónde se encuentra, que no se
encuentra? Buscar solo te pierde más. No hay señales de un sendero que salga de
ese sombrío bosque, de esa boca de lobo. ¿Dónde me encuentro?
Perdido dentro de mí mismo, las
rutas se vuelven confusas y todo es como dar vueltas en círculo. No hay entrada
ni salida. Simplemente soledad.
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