Palabras sueltas, no se me ocurren más que palabras sueltas cuando te veo venir, no se que decirte, porque tienes el particular talento de dejarme sin habla cada vez que estamos cerca, cada vez que estamos en el mismo lugar, tu presencia me inhibe, quisiera ser otra persona cada vez que apareces, no me animo a abrir la boca por temor a hacer el ridículo, y cuando te vas, me recrimino el ser tan idiota como para haberme quedado callado.
¿Quién es tan estúpido como para creerse que me gusta mirarme la punta de las zapatillas? ¿Acaso la timidez puede llevarme al punto de no querer levantar la mirada en tu compañía? Y a pesar de sentirme un tonto, un reprimido, no consigo juntar fuerzas ni siquiera para mirarte…
¿Cómo vas a saber todo lo que grita mi corazón si mis labios permanecen sellados? Es una lástima que no puedas leerme los pensamientos, sería la manera más sencilla de que entendieras de que me impactas cuando te acercas, y no digamos cuando me miras…
SI, ¡SOY UN IDIOTA!

No hay comentarios:
Publicar un comentario