
¿Alguna vez te ocurrió que estabas teniendo el sueño más vívido y hermoso de tu vida, aquel sueño que hacía realidad todo cuanto más deseabas en el mundo, aquello por lo que luchaste incontables veces, pero que por alguna razón u otra, siempre terminaba por escurrírsete entre los dedos, tomando un rumbo distinto al que vos querías?
¿Alguna vez te ocurrió que deseaste que la vida fuera un sueño? Uno del cual no volvieras a despertar, un sueño que hiciera posibles los anhelos más profundos de tu corazón, un sueño que no fuera un sueño, sino la más bella de las realidades estampada en una fantasía interminable, donde el actor principal seas vos, y como coprotagonista, la persona que vos elijas…
Todos quisiéramos estar en algún momento prisioneros de nuestra propia imaginación, hilvanar nuestra propia historia, de la forma que más nos guste, con los colores que queramos, las escenas que preferimos, los toques que nos seduzcan…
Pero, ¿qué se siente que te roben todo aquello con solo un ruido? ¿Qué dolor atraviesa nuestro pecho cuando nos damos cuenta de que la luz del día se ha llevado nuestro mundo tan perfecto, ese en el que solo existían las cosas que nosotros queríamos que nos rodearan? ¿Cuál es la sensación que nos deja saber que por un momento lo tuvimos todo?
Aunque éstas son preguntas secundarias, accesorias… La pregunta más importante, la más difícil de responder…
¿Adónde se fue el lugar feliz en el que vivíamos? ¿Adónde se fue el amor de tu vida, si un segundo antes lo tenías acunado entre tus brazos, con el reloj detenido, disfrutando de un momento hermoso y eterno? ¿Adónde partieron todas aquellas cosas que nos hacían sonreír infinitamente?
¿Adónde?… ¿ADÓNDE VAN LOS SUEÑOS AL DESPERTAR?
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